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Por: Lisa Trujillo Laguna

Esta es una nota sonora, usted debe darle play a los videos que irá encontrando mientras desliza hacia abajo.
Empezamos por el estreno de:
Vamos a contarles la historia de Colombia de estos últimos 4 años, porque muchas y muchos se preguntan aún por qué se dio el Estallido Social y por qué un año después se conmemora esta fecha.
Hace cuatro años el país vivía una tensión política parecida a la que tenemos en la actualidad, Colombia discutía sobre la mesa quién sería el nuevo presidente.
La consultora Búho dijo que sólo el 16% de las noticias electorales de ese momento hablaban sobre temas de paz, y sólo el 1,7% de los líderes de opinión sobre el conflicto. Otros temas como la salud, la economía y la corrupción eran el trending topic de las redes sociales, en Colombia ya no era de importancia la guerra, finalmente el acuerdo de paz había solucionado todo ¿Quién diría que después de la firma en diciembre de 2016 habría que pensar en los territorios, en los líderes sociales? ¿Quién iba a pensar que la violencia corresponde a la sistematicidad del gobierno? ¿Cómo imaginarnos que el dolor, la miseria y los problemas económicos vendrían desde allá, donde nadie quiere ver?

Pero antes de hablar de temas de violencia… hablemos de lo que tuvo lugar en la agenda pública de las noticias importantes para el país.

Este fue el país que como ya sabemos, recibió a Iván Duque Márquez:
Para el 2018 los precios del petróleo alcanzaban un máximo, esto en parte a los recortes de producción liderados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Los analistas indicaban que la saludable demanda permitiría equilibrar el mercado.
Por otro lado, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, dijo que el flujo de ciudadanos venezolanos generaría incremento en la productividad laboral del país, que aumentaría la mano de obra, pero… ¿Había empleo para tanta gente? ¿Mano de obra a qué costo?
Mientras el director pensaba en que habría más plazas de trabajo para los exiliados, los datos del Banco de la República señalaban que los trabajadores colombianos en el exterior giraron 6.365,6 millones de dólares en 2018 a sus familias, dinero que se gastó en elementos fundamentales para el mantenimiento del hogar ¿Nos toca irnos al extranjero para lograr dar dignidad a las familias en el país?
El DANE por el mismo año informó que la tasa de desempleo para enero fue de 9,7%, la tasa de ocupación era del 59,3% Y los que sobran? Para el 2019 el desempleo apuntaba al 10,5%, 0,8 puntos más frente al 2018, la población desocupada alcanzó los 2,6 millones de personas. La agricultura, la pesca, la ganadería y la caza fueron algunas actividades en las que se presentó más desempleados, 201.000 personas menos que en 2018.
Durante el 2020 la producción de café fue la actividad que se vio afectada, Colombia es el mayor productor en el mundo de café arábigo suave lavado, pero en el año hubo una reducción del 19% de los sacos (en 2019 la producción llegó a 1,3 millones de sacos producidos).
Una pausa para que cambiemos de canción:
Aquí va: 
La crisis económica se aproximaba, la pandemia apareció en enero del 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la emergencia internacional por el brote de coronavirus en China.
El Gobierno Nacional expidió el Decreto 417 de 2020, donde expresó su preocupación por el caso de los y las trabajadoras en Colombia.
“Que el 42,4%de los trabajadores en Colombia trabajan por cuenta propia y 56,4% no son asalariados. Los ingresos de este tipo de trabajadores y sus dependientes provienen de su trabajo diario y esta actividad se ha visto repentina y sorprendentemente restringida por las medidas necesarias para controlar el escalamiento de la pandemia. Adicionalmente, estos hogares son vulnerables al no contar con mecanismos para reemplazar los ingresos que dejarán de percibir por causa de las medidas sanitarias”.
Entonces llegó al país la movilización de los Trapos Rojos, una forma de visibilizar el hambre, la desigualdad y los desalojos ilegales en localidades como Ciudad Bolívar en Bogotá. Supuestamente el Gobierno de Iván Duque estaba girando el Ingreso Solidario, pero la corrupción no perdonó ni a la emergencia sanitaria y se presentaron irregularidades en los desembolsos, por ejemplo, usuarios en Twitter denunciaron que en el sistema de verificación, al escribir números consecutivos como 11111111111 en el campo de la cédula, estos aparecían como beneficiarios de los rubros.
La gente estaba muriendo de hambre, los trabajadores no podían llevar el dinero a casa y las ayudas no llegaron en su totalidad a quienes lo necesitaban.
Ante la evidente crisis el Ministerio de Hacienda decidió presentar una reforma tributaria que buscaría mitigar el 66% de la pobreza monetaria en Colombia, el recaudo sería de 15 a 20 billones. La propuesta fue polémica porque el gobierno buscaba gravar con IVA del 19% más productos de la canasta familiar, y para los estratos 5 y 6 habría un valor más del 15%, a diferencia de otros hogares.
Fue durante esta reforma tributaria que se pensó en gravar el huevo, un producto básico de la canasta familiar, de hecho el huevo venía creciendo en demanda (11,6%) y productividad (13,8%) – por aquello de que sólo alcanzaba para un arroz con huevo, y no porque el huevo costara 800 pesos precisamente-, incluso el presidente de FENAVI, Gonzalo Moreno, alertó que el huevo llegaría a 500 pesos -y ya pasó por ahí hace rato-.
El DANE dijo en el 2020 que sólo el 29% de los hogares comían dos veces al día ¿Solo comían huevo? Asimismo, vendría un impuesto para las personas que recibieron más de 3 salarios mínimos de pensión, y se buscaba ampliar el espectro de personas con pago al impuesto de renta.

¡Pero esperen! Regresemos al principio

¿Recuerdan que desde el 2018 se empezó a hablar más sobre los temas económicos y sociales? Esto se vio en la creciente ola de jóvenes y personajes de opinión que empezaron a hacer pedagogía -si se quiere- sobre la reforma, y explicaron por qué se vería impactado negativamente el bolsillo de las y los colombianos de a pie, sabiendo que realmente el dinero recaudado no iba a llegar ¿Si se lo robaron en la pandemia, por qué no en la recuperación económica?
Esto, sumado a los hechos de violencia policial desde el 2019, generaron una indignación nacional, que se vio reflejada en el gran Estallido Social del 2021. Simplemente la gente no podía más, necesitaba ser escuchada.
Millones de colombianos y colombianas salieron a las calles y bloquearon el país por casi tres meses en los que la represión no se dio a esperar. Las cifras se las hemos contado en nuestras redes sociales, si las quieren refrescar les invitamos a visitarnos de nuevo en Instagram. Hoy concretamente y después de la radiografía rápida con respecto a la situación de empleo, queremos que conozcan algunas de las reflexiones que llevaron a la gente a las calles, aun sabiendo que podrían perder desde un ojo hasta la vida.

Tefa. Feminista y perteneciente a un proceso barrial -los detalles no los damos por seguridad, pues como cualquier activista o manifestante, corre peligro por dar a conocer lo que nos contó en la entrevista- ¡y sí! salió el 28 de abril.

“Salí a la movilización porque creía que era el momento de salir a las calles, porque se sentía la indignación de un pueblo que no estaba comiendo, que estaba siendo robado desde siempre, pero que se había cansado y era necesario salir a las calles.
El 28A yo era una manifestante como todas, que salía a gritar, a cacerolear y más que todo a gritar los nombres de quienes la policía había asesinado. Después de esto estuve en el Portal Resistencia apoyando la resistencia desde las Primeras Líneas, desde la organización, como investigadora social aportaba un poco de lo que sabía y apoyar desde mis saberes. Creo que quienes hemos tenido el privilegio de estar, de pasar por la educación superior, les debemos ese conocimiento que tenemos y esa organización que pudimos tener dentro de lo estudiantil.

Foto por: Lisa Trujillo Laguna

Lo más sorprendente fue ver cómo el Estado desaparecía, torturaba, mutilaba gente y ocurría cada vez más, más, más y más. Pero me sorprendía aún más la gallardía de los jóvenes que seguían en las calles, que ¡uf! aunque el miedo era fuerte, era más la rabia y el decir: ya nos cansamos de un gobierno que nos ha manipulado, que nos ha exterminado, y que no quiere a la clase obrera ni popular de este país”.

Bigoteso. Brigadista Col, hizo parte de la Brigada de Salud Colombia, a la que se vinculó casi un mes después del paro.

“El 28 de abril inicialmente, era un ciudadano normal, un manifestante de a pie que en ese momento tenía COVID, entonces mi primera manifestación fue el Primero de Mayo, en el que participé activamente como un manifestante normal, hicimos una marcha muy larga en Suba. 
Al inicio lo sorprendente fue la DIGNIGAD con la que el pueblo salió, la dignidad que el pueblo quería recuperar en la calle, fue increíble ver cómo en todas las convocatorias que hacían todas se llenaban.
Tenía ganas de un cambio, no sólo en el gobierno sino también en la mentalidad de la gente, que la gente se diera cuenta que era digno de pedir un cambio, que la gente se diera cuenta que desde las calles se cambiaría el país. Y se cumplió durante un tiempo, y se mantiene en nichos pequeños que siguen. Lo que más me dolió fueron los muertos y los heridos, por eso después me fui como brigadista. Indiscutiblemente la muerte de Cristian fue lo más fuerte que tuve que vivir en el Paro”.
Imperdible que escuchemos este ¡temazo! Con ustedes y para ambientar los siguientes testimonios

Peda. Pertenece al colectivo de prensa alterativo y popular Engativá Informa, al que se vinculó durante el paro del 2021.

“Salí a movilizarme el #28A, sí salí, puesto que estaba inconforme en ese entonces con esa reforma tributaria de Iván Duque, tenía en cuenta muchos aspectos de esta reforma que realmente hicieron llenarme de mucha rabia, la cual quise desfogar a punta de arengas, a punta de compartir en las ollas comunitarias en las calles para mostrar mi indiferencia ante dicha reforma y pues este día mi mamá no podía salir, por el miedo, pero decidí salir por ella, decidí salir a las calles a alzar la voz por ella, porque todos merecemos tener voz, y esta fue la razón.
Mi rol dentro de lo que fue el #28ª, se basó en ser un ciudadano con mucha indignación, con muchas ganas de querer alzar su voz y fue después, a lo largo del tiempo que cambió este rol, ya no era sólo un ciudadano alzando su voz, sino que me convertí en algo más, en alguien que podía difundir información, que podía mostrar la realidad y la verdad de alguna u otra manera.
Lo que yo hice a partir de ver tanta masacre y represión, ya no solamente como un ciudadano, sino como un periodista que quisiera o quiso en ese momento mostrar la verdad que no muestran los medios tradicionales, así fue que se creó el colectivo de Engativá Informa, porque estábamos cansados de la censura, porque estábamos cansados de la victimización que se hace de la fuerza policial en las noticias tradicionales”.

Foto por: Lisa Trujillo

Douglas. Durante el estallido social hacía parte de la Corporación Jesús María Valle Jaramillo que articula con el proceso de la región los Dos Ríos del Congreso de los Pueblos.

“Salí a movilizarme, porque era un llamado popular desde la indignación y la empatía precisamente a movilizarnos y a seguir resistiendo desde muchas formas, principalmente desde la calle. Tenía el rol de defensor de Derechos Humanos que pues aún se sigo ejerciendo, no centralizado en el marco de las movilizaciones porque creo que desde el marco de la cotidianidad hay también que aprender y compartir resistencias, pues la vulneración de derechos humanos es en todos los ámbitos de la vida, por eso pertenezcamos o no a organizaciones sociales, políticas, o procesos autónomos, creo que la defensa de la vida digna es esencial para vivir en esa construcción de país que tanto necesitamos.
Venimos heredando sufrimiento, muertes, masacres, sangre… y la sensación de que esta sociedad va de mal en peor, pero yo creo que es todo lo contrario, las voces ya no sólo se juntan para ser escuchadas, sino también para demostrar que somos el pueblo quienes sabemos construir y crear las herramientas para las transformaciones que realmente necesitamos en esta sociedad.
Yo observaba que la indignación era cada vez mayor, que la gente de a pocos va cambiando, bueno vamos cambiando la forma de percibir las cosas y que, pesé al poder del establecimiento con los medios de comunicación, la gente está viendo otras fuentes, independientes y populares, y creo que eso en expectativas es lo que ha ido como cambiando dentro de la gente”.

Siete. Del colectivo “Los No Copeo”.

“Salí en ese momento principalmente por la reforma tributaria y la reforma a la salud que nos querían imponer. Mi rol era como un marchante más, un civil más cansado de la corrupción, la mermelada, el abuso del estado y la fuerza pública.
Me cansé de que los “gobernantes” del país abusaran y quisieran descunchar a la clase social baja y media para sus fines lucrativos, del abuso de la policía y del ESMAD, por lo cual decidí no sólo marchar, sino defenderme como en fechas pasadas. Empecé a recoger cascos, gafas, caretas, botiquines, ropa, escudos artesanales que mis panas y mi familia me regalaba, para todo aquel que estuviera cansado de la situación del país y quisiera defenderse, ya que sabíamos que podíamos caer.
Inicialmente el objetivo era hacer caer las reformas y se cumplió, después me di cuenta que la lucha no terminaba, la corrupción y el abuso estatal seguía, ya no teníamos miedo y no lo tenemos, por eso seguiremos en pie hasta que Colombia sea un gran país, sin tanta desigualdad social, económica, cultural. Colombia es un gran país, lo paila es la gente de mierda que lo lidera.
Creo que hay que seguir en las calles por un cambio, el cambio empieza desde cada persona, desde no votar basura al piso, cuidar el ambiente, ser tolerante y empático. Seguiremos en las calles para hacer sentir nuestra voz y que nuestra voz la entienda el pueblo y la acoja como suya, no queremos regalos, queremos oportunidades de desarrollo donde exista estudio y salud en todo el país y no sólo para los que disponen de los recursos. La corrupción ha generado pobreza extrema en el país, niños muriendo de hambre, con mínimas o casi nulas oportunidades de ser alguien; sin contar las injusticias, las muertes impunes, los miles de líderes asesinados sin una respuesta a sus familiares por este Estado narcoparamilitar, la envidia y el poder los domina, por eso seguiremos”.

Bueno ¿y después del paro qué pasó con el país?

Las cosas empeoraron en todo sentido, dejando de lado el “color esperanza” de la juntanza que se vivió y se sigue viviendo en las calles, el gobierno no escuchó y sancionó la reforma tributaria en septiembre del 2021, la gente que tiene créditos bancarios encontró que los “alivios” durante la pandemia sólo extendieron su deuda más años en lugar de considerar la emergencia sanitaria. Subió el salario mínimo a un millón de pesos, pero los expertos en economía aseguran que esto produjo que la inflación creciera por la alta demanda en los mercados.
Además, a pesar del “aumento” en los ingresos de los asalariados en el segundo mes del 2022, en plena “recuperación” del COVID 19 la tasa de desempleo llegó al 12,9% superando el 15,5% que registró en febrero del 2021. La economía del obrero y la obrera no mejoran. La exigencia “Pan y Rosas” de las mujeres en Estados Unidos en 1912 puede ser comparable con la de hoy en Colombia, en el país no hay pan y mucho menos vida digna.
Sumado a que sectores como el del petróleo “avanzan”, pues la actividad exploratoria recibirá US$1.130 millones, 2,2 veces más que la cifra reportada para búsqueda de petróleo en 2021. Beneficiando a Ecopetrol y las otras multinacionales que hacen presencia en territorios como Arauca, donde se denuncia la estrategia de paramilitarizar para abrirse campo en los pozos exploratorios.
La crisis económica viene siendo preocupante desde que Duque le ganó a Petro en el 2018, y hoy a puertas de su esperada despedida de la Casa de Nariño, no sólo es preocupante la situación de supervivencia, sino que en estas elecciones inevitablemente se está hablando de paz.
Resulta que en Colombia la gente se muere de hambre, pero también se muere por exigir que la gente no se muera de hambre.

¿Pensaron que no íbamos a recordar las cifras?

Por favor ponga la siguiente canción, cierren los ojos, déjenla que empiece y cuando quieran continúen leyendo.
Indepaz y Temblores ONG presentaron un informe (Junio 2021) con respecto a las cifras de violencia durante el Paro Nacional. ¡Ojo! estas cifras corresponden a la respuesta que dio el Estado frente a las exigencias del estallido.
Son 75 asesinatos hasta esa fecha, 44 de los hechos con la presunta autoría de la Fuerza Pública, 83 víctimas de trauma ocular (por una conducta absolutamente violatoria de los Derechos Humanos, perpetrada por el ESMAD), 28 víctimas de agresión sexual, 1.832 detenciones arbitrarías y en total 2.486 casos de violencia policial.
En el último reporte de INDEPAZ se señala que, entre el 28 de abril y el 15 de julio del 2021, se registraron 83 homicidios, 44 perpetrados por la Fuerza Pública, 96 víctimas de trauma ocular, 35 víctimas de violencia sexual, y en total 2.053 detenciones arbitrarías.
Entre el 28 de abril y el 27 de junio de 2021, se realizaron 10 jornadas nacionales de caceroladas, 14.175 actividades como concentraciones, bloqueos, marchas, movilizaciones y asambleas en 860 municipios en los 32 departamentos.
Y frente a las cifras de violencia perpetradas contra quienes históricamente han defendido los territorios, así como a excombatientes y el mismo tejido comunitario, tenemos que, de noviembre de 2016 al 17 de marzo de 2022, fueron asesinados 1327 líderes y lideresas sociales y defensores de DD.HH. Los departamentos más afectados fueron Cauca, Nariño y Antioquia; 317 firmantes del acuerdo de paz asesinados y con Estado de Cosas Inconstitucionales vigente, además de las 222 masacres perpetradas entre el 2020 y lo que va del 2022.
Hoy la agenda nacional requiere respuestas y propuestas contundentes para un país que está en #EmergenciaHumanitaria y económica. Después de un año las cosas no pintan bien para Colombia y muy a pesar de la Ley de Seguridad Ciudadana, este 28 de abril saldrán a las calles – o ya están saliendo – miles de personas a manifestarse en contra de la desigualdad creciente, y por el genocidio que viven los territorios.
Para el 2022 la conmemoración del paro no es una conmemoración, es la continuación de todas las formas de indignación e inconformismo que rebosó la copa con el nefasto gobierno del Centro Democrático y posiblemente el último si se logra traducir esa rabia en las urnas.

Foto: Lisa Trujillo 

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