fbpx

Por: Camilo Cartagena Núñez 

Según cifras otorgadas por ONU Mujeres la industria futbolística mundial produce más de 500 mil millones de dólares cada año, pero apenas el 51% de las futbolistas profesionales recibe un salario. Estas estadísticas son apenas un reflejo de la desigualdad de género que permea todos los sectores de la sociedad y de la cual el “deporte más popular del planeta” no es la excepción.

En Colombia la brecha entre la cantidad de hombres y mujeres que practican fútbol es muy grande, pero en los últimos años esta disparidad se ha reducido gracias a la lucha de muchas profesionales que desde hace varias décadas vienen exigiendo ser tenidas en cuenta por sus capacidades y que no se conforman con las “migajas” que los mercenarios del fútbol les ofrecen.

Escuelas de formación femenina: un punto de partida

El nacimiento de la Liga Profesional Femenina en 2017 marcó un precedente y fue una motivación para muchas niñas y adolescentes que quieren comenzar una carrera futbolística. Actualmente, y gracias al excelente ejemplo que han dado las mujeres con su desempeño, sacrificio y espíritu deportivo, las escuelas femeninas de formación en Bogotá son una realidad y una propuesta que debe servir como punto de partida a la consolidación de un fútbol inclusivo y paritario.

Este proyecto, impulsado por el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte y la Federación Colombiana de Fútbol, cuenta con la participación y colaboración de mujeres que se han preparado durante años para tener una oportunidad. Una de ellas es Ruth Ortíz Sánchez, profesional en Cultura Física y Deporte de la Universidad INCCA de Colombia que actualmente dirige algunas de las escuelas femeninas en las localidades de San Cristóbal y Rafael Uribe Uribe.

Ruth ha trabajado durante varias décadas en el fútbol y ha sido preparadora física en selecciones Colombia y en selecciones Bogotá. “Este proyecto está pensado para niñas entre los 6 y los 17 años que quieran participar sin costo, y va enfocado principalmente para aquellas personas que no cuentan con los recursos económicos suficientes para ingresar a una escuela. Acá se les ofrece una capacitación, el escenario, los recursos materiales y el apoyo humano”, asegura.
Con esta iniciativa, además de fomentar la participación, se busca que muchas de estas niñas y adolescentes puedan construir grupos sólidos donde se les enseñen valores, a compartir y a ayudar a las más pequeñas. Según Ruth, muchas de ellas llegan con el sueño de ser futbolistas profesionales, pero otras se inscriben para aprender un deporte, realizar actividad física o con el fin de crear amistades, donde entre todas se cuiden y se vaya generando respeto. “Acá se aprende a vivir a través del fútbol, que en definitiva es lo que se quiere también con estos espacios”, afirma.

Foto por: Ruth Ortiz Sánchez

Cambiar el paradigma

Existe una generación de mujeres que viene trabajando hace casi 30 años para combatir el machismo y la discriminación en el fútbol colombiano. Su lucha ha sido sacrificada y hasta ahora viene cosechando los frutos sembrados durante tanto tiempo, aunque todavía ‘queda mucho terreno por ganar’. “La mujer futbolista es muy diferente al hombre, porque ella debe tener otras profesiones para poder vivir; el fútbol profesional femenino no es rentable y todo se hace por pasión. En esta profesión siempre se debe tener un plan b porque, además, si hay una lesión grave, la carrera se acaba muy rápido”, manifiesta Ruth.

Alrededor de 130 mujeres se presentaron para esta convocatoria y es la primera vez que se contrata a tantas mujeres para dirigir escuelas de fútbol en Bogotá. A nivel universitario en la capital sólo hay dos entrenadoras al frente de equipos de fútbol y la estadística indica que, por cada cincuenta hombres hay apenas una profesional, lo que demuestra la desproporción que aún existe en este deporte. Sin embargo, este proyecto es una pequeña ‘luz de esperanza’ para cambiar el paradigma y cerrar un poco la brecha. Según Ruth, “han pasado 20 años y casi nada ha cambiado. De todas maneras, nosotras seguimos acá, porque es lo que nos gusta hacer y para lo que estudiamos”.

Pero esta inequidad y machismo no se refleja sólo en los salarios o en la falta de entrenadoras, muchas veces la desigualdad empieza en los propios hogares, donde un gran número de padres de familia consideran inapropiado que sus hijas jueguen “un deporte para hombres”. Ruth considera que “lamentablemente en el fútbol los estereotipos aún están muy marcados y que entrenar niños a veces resulta más fácil, porque desde pequeños les regalan un balón, mientras que con las niñas se hace más difícil, porque deben empezar a practicar desde grandes y algunos aspectos técnicos sólo se pueden enseñar a edades tempranas”.

Una lucha del ‘día a día’

Para Ruth Ortíz Sánchez, la importancia de inculcar la práctica del deporte y de eliminar los estereotipos desde los hogares es fundamental. Para ellas, el éxito en el fútbol se basa principalmente en la disciplina y el respeto. “Se debe hacer entender a los padres que el deporte no tiene género y que todo depende es del sacrificio y de las ganas que cada niña tenga de venir a entrenar diariamente. Las mujeres somos igualmente capaces”, afirma.
“Siempre hemos vivido la discriminación. Cuando una jugaba, escuchaba los gritos de los varones diciéndonos que debíamos estar cocinando, lavando o planchando la ropa. Actualmente que dirijo, se nota mucho ese machismo, porque, por ejemplo, si no trato mal a los árbitros ellos no me van a ayudar, a diferencia de si lo grita un hombre”, manifiesta indignada Ruth.

Con la apertura de estos espacios para las mujeres deportistas, también se busca que exista un cambio de mentalidad por parte de las personas que comparten los escenarios deportivos en las diferentes localidades de Bogotá. Según declara Ruth, muchas veces las canchas se encuentran ocupadas por grupos de muchachos y le resulta muy complicado que “la tomen en serio” por ser mujer y exige que exista el mismo respeto que se tiene con los entrenadores masculinos.

Para Ruth, como para otras 9 entrenadoras, esta ha sido una lucha constante desde siempre, donde les ha tocado sentirse relegadas y en segundo plano.  Son las únicas mujeres en escuelas de fútbol femenino dentro de un grupo extenso, donde hay 30 hombres por cada una de ellas. “Siempre estamos en esa lucha, aunque los colegas nos respetan, pero en la parte administrativa o en el arbitraje se nota mucha desigualdad en el trato que nos dan”, expresa.

Foto por: Ruth Ortiz Sánchez

 Comprometidas con los sueños

Uno de los ideales de Ruth Ortíz y de sus colegas entrenadoras, es poder contribuir con sus conocimientos para que cientos de niñas que hoy tienen la oportunidad puedan explotar sus talentos y capacidades en el fútbol. Asimismo, esperan poder ayudar a la gente que no cuenta con los recursos económicos y que tienen todo el derecho de utilizar los espacios deportivos que puso a su disposición el Distrito en las diferentes localidades de la ciudad.
Estas mujeres esperan ser una guía importante, y contribuir para que estas pequeñas deportistas cumplan sus sueños de ser profesionales y puedan llegar lejos en un deporte que siempre las ha excluido injustamente. Las inscripciones aún continúan abiertas y, tal como asegura Ruth, “busca darles prioridad a absolutamente todas, sin importar si tienen o no el dinero. Queremos ver nuevamente a esas mujeres guerreras que siempre han luchado dentro del fútbol femenino, para que reivindiquen su espacio y puedan competir de igual a igual frente a los varones”.

Si te interesa participar de esta convocatoria o conoces a alguna niña o adolescente entre los 6 y los 17 años que quiera hacer parte de estas escuelas, puedes ingresar a la página del IDRD para conocer los requisitos, horarios y llenar el formulario de preinscripción. Recuerda que estos entrenamientos son sin costo, se realizan en todas las localidades de Bogotá y están liderados por mujeres profesionales del deporte. 

Foto por: Ruth Ortiz Sánchez

Gracias a nuestros miembros el trabajo periodístico que hacemos es posible.