A finales del mes de mayo en Colombia se llevará a cabo la elección presidencial, sin duda un evento democrático que debe ser visto con lupa dados los acontecimientos de los últimos años; a saber, la pandemia, la ineficiente implementación del acuerdo de paz, el recrudecimiento de los asesinatos a lideres y lideresas sociales y ambientales, la cuenta regresiva sobre el cambio climático, el aumento de la pobreza, la inflación, la malograda economía naranja, los estallidos sociales y un largo etcétera que tendrá un considerable impacto en quien quede como presidente de la República.
Dado lo anterior, desde nuestra óptica editorial consideramos fundamental abordar los contenidos de este mes desde nuestra causa Participación Ciudadana; entendiéndola como la capacidad individual y colectiva de expresar puntos de vista para ser deliberados y que, en consecuencia, lleven a tomar decisiones reconocidas por la colectividad y que beneficien al entorno social. Además, en el ejercicio de la participación, estos individuos o colectividades adquieren un valor significativo en relación al empoderamiento y la consecución de objetivos concretos y sus intereses sociales.
Debemos partir del hecho de que permitir espacios de carácter institucional o de base popular, refuerza el tejido social y permite el desarrollo de nuevas formas de participación, en tanto que ésta es un derecho fundamental de toda persona y sociedad y debe ser considerada como uno de los elementos esenciales en la construcción de la democracia, lo cual permite asegurar el cumplimiento y veeduría de otros derechos.
En razón a ello, la pregunta orientadora que nos guiará para situar desde los contenidos producidos y que permitan una lectura crítica desde nuestra causa del mes, es: ¿Cómo hacer de la participación ciudadana un asunto vinculante y efectivo en la acción democrática?
Si bien, hemos capturado desde un amplio rango lo que consideramos participación ciudadana, es importante puntualizar que esta es sólo posible en la acción, en la medida en que la ciudadanía esté allí, siendo partícipe y veedora, buscando el bienestar de lo que representa de forma endógena sin que requiera lineamientos externos y provea un consenso incluso cuando haya diferencias de pensamiento o, en el caso de los organismos oficiales donde su vinculación exige una postura meramente consultiva o de voz y voto sobre los asuntos públicos.
De modo que, los contenidos que leerán en la presente edición responden a la acción concreta de historias que sostienen como eje la participación desde lo institucional, comunitario y cultural; tales como, la actualidad de las Consejerías de Juventud, el proceso electoral, las elecciones presidenciales, los mecanismos de participación, deporte para la equidad y libertad de prensa, entre otros.
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