Por Gabriel Zorro
David García Rodríguez es un músico, invitado en dos periodos diferentes por la alcaldía de turno para ser el director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá 2013 – 2016, 2020 – 2023, pero debido a su postulación como concejal de Bogotá en las pasadas elecciones decidió retirarse de su cargo.
Gabriel Zorro: Cuéntenos un poco de usted, ¿quién es David García?
David García: Nací en el ambiente de la Orquesta Filarmónica porque mi papá (Raúl García) fue el fundador y director de la orquesta durante 23 años, con tal suerte que desde pequeño estuve en el medio de la música. A los 17 años, estudiaba violín y gracias a una beca del Ministerio de Cultura de Bulgaria me pude ir a estudiar al conservatorio de Sofía, allá hice pedagogía musical para niños durante cuatro años, después me fui a Austria, estudié filosofía en Viena y el magister en ciencias políticas, luego hice un doctorado en historia y posteriormente hice una especialización en marketing cultural.
G.Z: ¿Cómo llegan a trabajar con otros géneros musicales? ¿Cómo se abren estos nuevos espacios?
D.G: Es muy importante para la memoria histórica contar lo siguiente, más o menos a finales de los años 80’s, mi padre siendo director de la Filarmónica, empezó a grabar mezclas de música popular con música clásica y les encargó a maestros como: Blas Emilio Atehortúa, Francisco Zumaqué, Jesús Pinzón, que hicieran arreglos de música popular colombiana para la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Es muy importante porque la Filarmónica inaugura el ámbito de la música clásica en toda América Latina, una tradición de hacer mezclas acudiendo a la música popular.
Yo me puse a pensar cuando inició la cuarentena y sentí sobrecogido, lo que estaba pasando en la sociedad colombiana pues había una sensibilidad muy fuerte, una enorme preocupación y la necesidad que si estamos en cuarentena nos íbamos a aislar, y pensé, ¿Cómo podemos encontrarnos? ¿Cómo podemos mantenernos unidos todos?, entonces pensé en tocar un repertorio que fuera querido incluyendo canciones como: Colombia tierra querida, Soy colombiano, el Himno nacional.
G.Z: ¿Qué papel juega el arte?
D.G: En todos los momentos durante grandes guerras, crisis, pandemias y plagas, siempre el arte termina jugando un papel fundamental porque logra catalizar y canalizar lo que la sociedad está sintiendo. Por ejemplo, durante la Guerra Civil Española, la Legión Cóndor de Alemania bombardeó Gernika, y quizás de ahí salió uno de los cuadros más famosos de Picasso donde se representó un bombardeo que arrasó y acabó con una población.
Los artistas son el termostato emocional de la sociedad más importante, con su sensibilidad expresan lo que pasa, por un lado, pero el arte también tiene otra función que es la función de limpieza, de catarsis. Se ha cumplido esa función de tratar de acompañar a la gente en una situación tan compleja, manteniendo y cuidando la salud mental de los seres humanos, por todas las dificultades que ha producido esta situación.
Jugamos un papel en la transformación social de la niñez, señalando un camino por donde puedan vivir y hacer su vida. Queremos ayudar a provocar el necesario cambio cultural que requiere nuestra sociedad. Debemos transformar el problema del consumo, de la destrucción del medio ambiente y de las cosas que hacemos nosotros, planteados desde la perspectiva del cambio cultural.
G.Z: ¿Cuál es el mecanismo que utilizan para llegarle a los jóvenes?
D.G: Es un proceso muy bonito que empezó hace unos años, y la cuestión era cómo hacíamos para llegarle a otros niños que estaban acostumbrados a escuchar otro tipo de música y a vivir en otros entornos culturales para que se interesaran por lo que hace la Filarmónica. Una estrategia fundamental fue la creación de orquestas juveniles, por lo que mediante convocatorias creamos seis agrupaciones que atrajeron lo mejor de los músicos jóvenes colombianos. Empezamos a hacer conciertos públicos y a llevarlos a los colegios oficiales, los niños empezaron a ver jóvenes como ellos, vestidos de manera informal tocando una música que no conocían y veían que lo hacían muy bien, con mucho entusiasmo, y así empezamos a cautivar los corazones de esos muchachos.
Les mostramos que si les gusta el reguetón o la champeta se les puede enseñar música para que lo hagan mejor, nuestra intención es realizar una formación integral para que hagan las cosas mejor cuando sean mayores.
G.Z: ¿Qué toca hacer para entrar en la filarmónica?
D.G: Hay dos formas de entrar a la Filarmónica, la menos fácil es que nosotros seleccionamos en unos colegios y ahí entramos y damos clases, entonces tendría que ser que se interesen a estudiar en esos colegios. La otra forma es más fácil y es que nosotros abrimos varios centros filarmónicos en 18 localidades de Bogotá, nos faltan dos localidades, en cada localidad se hace una convocatoria y quien se interese, se puede acercar para hacer parte de esos centros filarmónicos, esto lo hacemos en asocio con las alcaldías locales. La información de las convocatorias se puede encontrar en las alcaldías locales, en las redes sociales de la Filarmónica y en su página de internet.
G.Z: ¿Tiene algún mensaje para la gente?
D.G: En términos de programación de la música que la orquesta hace, estamos lanzando unos mensajes que van más allá de la música, por ejemplo, hicimos la serie de música para expresar que no compartíamos el espectáculo taurino, nosotros empezamos hacer con las orquestas juveniles conciertos frente al Museo Nacional, mostrando que, si se trataba de cultura por la tauromaquia, hay una que está para la defensa de la vida. Después de eso hicimos conciertos haciendo llamados buscando concientizar a la gente de que las protestas son justificadas y legítimas, además hemos hecho un concierto en contra de la violencia contra la mujer.
Los mensajes son de esperanza, que estamos vinculados con la sociedad colombiana, la Filarmónica de Bogotá es una orquesta con vocación social y de transformación cultural, eso se puede ver en la programación durante todo este tiempo. Esta es una etapa muy importante, Bogotá ha demostrado la capacidad de transformarse culturalmente, hacemos parte todos de este gobierno y de la sociedad como de una ciudad que puede ser multicolor, multicultural. La Filarmónica de Bogotá hace parte de eso, vinculándonos con los procesos que ha tenido la capital.
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